lunes, 24 de noviembre de 2008

La espesa

Tiene La espesa un hábitat reducido, muy reducido, vamos que lo que le gustan son los habitáculos pequeños tipo coche, despacho, consulta de dietista (aghs). Cuanto menor es el número de metros cuadrados donde pueda encerrarse, mejor, ya que allí puede La espesa hacer hincapié en su mayor característica: su olor corporal.
Su olor corporal viene determinado por otra característica estrictamente necesaria para pertenecer a a especie La espesa: auténtica y genuina fobia al agua, y si viene acompañada de jabón o gel de baño, el pánico experimentado llega a límites insospechados. Tanto es así que prefiere disminuir su sociabilidad hasta el punto de resultar casi una hermitaña antes que acercarse al líquido elemento. Ni siquiera lo ingiere: prefiere cocacola o espirituosos.
Uno no ve llegar a La espesa, la huele. Bueno, no la huele, sino que el hedor le abofetea a uno de tal manera que le marea los 5 y hasta el sexto sentido que dicen que tenemos. Y si La espesa se encuentra en la denominada fase gilipollas (es decir, la regla, porque vaya proceso natural más cansino), su hedor se acentúa hasta el punto que ni una servidora, que ha diseccionado peces descompuestos sin que se le caigan los anillos (más que nada porque no suelo llevar) puede reprimir las ganas de echar hasta la primera papilla.
Así que te viene La espesa a la dieta, y la que adelgazas eres tú, pero porque eres incapaz de comer durante 3 días a causa de tener el perfume instalado en la fosa nasal con muy poquitas ganas de marcharse.
Señoras, ducharse quita 3 quilos, de mierda.

1 comentario:

Unknown dijo...

Aterrado te percatas
del tostón que se avecina:
El monólogo plomizo
del relato de su ruina.
Espesísimos efluvios
le rezuman del sobaco,
comienzas a plantearte
mandarle a tomar por saco.
Por saco.

Mamá Ladilla - Tú mismo