domingo, 16 de noviembre de 2008

El conductor cocainómano

Es ésta una especie bastante abundante en Sevilla, y más cuando una recorre cierto número de kilómetros al día. Yo reconozco pertenecer a la especie El conductor Fitipaldero pero al menos procuro no molestar a nadie con mis manías respecto al acelerador. Pero a nuestro amigo El conductor cocainómano eso parece importarle un soberano bledo, por no decir otra cosa, que no queda fino.
Tiene El conductor cocainómano la extraña manía de comerse todas las rayas. Todas. Y claro, una se vuelve loca detrás intentando adivinar por qué carril se decidirá nuestro amigo. Así que cuando vas a adelantarle por la izquierda...se desplaza a la izquierda. Y cuando vas a hacer la cucamona de adelantarle por la derecha...se echa a la derecha. Todo esto a una velocidad bastante inferior a la que yo pretendo ir en cuanto le adelante. Es que las rayas están tan ricas.....
Yo no sé si es por ganas de moelstar, que es probable, o porque se acarajota uno con tanta línea blanca, que también. Si es que el mono es el mono. Lo que resulta curioso es la capacidad de prever tus movimientos, aunque decidas no usar intermitente ni nada y fastidiarte la maniobra para que una no pueda meter sexta de una vez, pasarle y dejar que se meta todas las rayitas que quiera. Sé de alguien en los Pajaritos que le dejaría amterial a buen precio. A ver si asi nos deja a los demás conducir tranquilos.

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