viernes, 21 de noviembre de 2008

La pobre de mí que he heredado

¡Ooooh! Menudo tocamiento de ovarios me produce esta especie. Hoy al llegar de la Macarena, donde Ai y yo vamos a un curso de libre configuración sobre solidaridad (sí, queremos fundar una ONG, los 6 créditos de libre configuración no tienen nada que ver con la elección de esta asignatura), estaban en la tienda el trío lalala. Es una forma de llamarlas, son 3 mujeres en la cincuentena que van juntas a todas partes. De hecho si veo a una de ellas sola por la calle, como que me extraño. Y me he dado cuenta de que la que más nerviosa me pone pertenece a la especie La pobre de mí que he heredado.

Tras el saludo cordial y educado que acostumbro a ofrecer a gente que lleva el suficiente tiempo yendo a la tienda como para haberme visto en mi época preadolescente, La pobre de mí que he heredado me ha cogido por banda y me ha hecho el típico interrogatorio de alguien que hace años que no te ve: qué tal la carrera, tienes novio, qué piensas hacer cuando termines... Y acto seguido ha empezado.

Ha empezado su retahíla con voz apesadumbrada. Pues es que mi tío-abuelo Cipriano, al que he visto una vez en toda mi vida y me cayó bastante mal, se ha muerto, fíjate que desgracia. Y le respondes: 'Vaya, lo siento'. Lo cual es evidentemente mentira, porque tú al tal Cipriano le tenías el mismo afecto que al mandril que te lanzó un cacahuete en el zoo y acertó en tu ojo.

El caso es que el tal Cipriano no tenía más familia. Y que podía limpiarse el ano después de haber defecado a razón de una deposición diaria con billetes de 500€ (los moraditos, tan bonitos ellos, los que los han visto me darán la razón. Es casi como ver a Dios). Con lo cual supones que La pobre de mí que he heredado ha recibido una suma de dinero tal que podría comprarle pañales de Christian Dior a un chihuahua al que llamaría Tinkerbell.

Por tanto, el trauma que ahora invade a La pobre de mí que he heredado es que tiene que pagar a hacienda una bonita suma, que por supuesto dejaría en su cuenta corriente billetitos de Bin Laden como para jubilar a las 20 generaciones que le siguieran, si tuviera descendencia (aunque para ésta ya es algo tarde). Y te lo dice con cara de pena. Y añade 'Fíjate, también tengo que pagar por los 3 dúplex -200 metros cada uno, por lo menos-que me ha dejado en República Argentina, La Buhaira y Luis Montoto'. No son calles precisamente baratas, no. Y te acuerdas de que cuando curres a lo máximo que podrás aspirar sin prostituirte es a un minipiso de 20 metritos, que te costará 150 mil euros como poco.

En fin, que una arde en deseos de propinarle un katanazo a esta individua, pero se aguanta y soporta el monólogo estoicamente. Mi paciencia es mayor de lo que pensaba. 

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