lunes, 17 de noviembre de 2008

El kinki

Tiene El kinki una zona de distribución muy amplia: cualquier lugar donde haya la más remota posibilidad de que aparque un coche. Es decir, son como Dios, pero más guarros, más omnipresentes y mucho más notables.
Llega una con su coche, da tropecientasmil vueltas al barrio y de repente, cuando por fin atisba la posibilidad de plantificar el vehículo en un hueco donde no haya riesgo de multa de nuestros queridos amigos los policías locales, aparece un individuo de El kinki para intentar sacarle a una los 70 centimillos de turno. Y pretende hacerte ver que si ese hueco existe ha sido porque El kinki ha realizado un sortilegio y tirado de influencias místicas para que dicho hueco aparezca ante tí como por arte de birlibirloque. Y un carajo, llevo media hora dando vueltas, y me estoy meando, y que no te voy a dar los 70 céntimos, coño.
Así que El kinki tiene dos opciones: se jode y se aguanta que es lo que suele ocurrir. O se rasca los machos planificando la venganza. Y alguno se ha vengado. Ahora mi coche ha sido tatuado con el calificattivo de 'perra guarra'. Y yo venga a llamarlo megancito. Aunque luego han venido otros individuos de El kinki y parecen haber echado a ese especimen en concreto,tras haber dicho que no doy más un pavo a su especie después de lo ocurrido,  porque yo no le he vuelto a ver por la zona.
Así que no sé si intentar hacer limpieza étnica a base de huevos podridos o dejar que los individuos de El kinki campen a sus anchas....soportando su propia existencia, que bastante castigo es.

1 comentario:

Manu dijo...

Quizas lo mejor podría ser realizar programas de reincorporación a la sociedad UTILES y DE VERDAD.
O eso o apiñar a todos estos elementos (juntos con otros muchos) y aplicar muros de cemento y Napalm detras...
Un saludo!