sábado, 29 de noviembre de 2008
El comercial
El backstreet boy
lunes, 24 de noviembre de 2008
La barbie tonta
La espesa
viernes, 21 de noviembre de 2008
La pobre de mí que he heredado
¡Ooooh! Menudo tocamiento de ovarios me produce esta especie. Hoy al llegar de la Macarena, donde Ai y yo vamos a un curso de libre configuración sobre solidaridad (sí, queremos fundar una ONG, los 6 créditos de libre configuración no tienen nada que ver con la elección de esta asignatura), estaban en la tienda el trío lalala. Es una forma de llamarlas, son 3 mujeres en la cincuentena que van juntas a todas partes. De hecho si veo a una de ellas sola por la calle, como que me extraño. Y me he dado cuenta de que la que más nerviosa me pone pertenece a la especie La pobre de mí que he heredado.
Tras el saludo cordial y educado que acostumbro a ofrecer a gente que lleva el suficiente tiempo yendo a la tienda como para haberme visto en mi época preadolescente, La pobre de mí que he heredado me ha cogido por banda y me ha hecho el típico interrogatorio de alguien que hace años que no te ve: qué tal la carrera, tienes novio, qué piensas hacer cuando termines... Y acto seguido ha empezado.
Ha empezado su retahíla con voz apesadumbrada. Pues es que mi tío-abuelo Cipriano, al que he visto una vez en toda mi vida y me cayó bastante mal, se ha muerto, fíjate que desgracia. Y le respondes: 'Vaya, lo siento'. Lo cual es evidentemente mentira, porque tú al tal Cipriano le tenías el mismo afecto que al mandril que te lanzó un cacahuete en el zoo y acertó en tu ojo.
El caso es que el tal Cipriano no tenía más familia. Y que podía limpiarse el ano después de haber defecado a razón de una deposición diaria con billetes de 500€ (los moraditos, tan bonitos ellos, los que los han visto me darán la razón. Es casi como ver a Dios). Con lo cual supones que La pobre de mí que he heredado ha recibido una suma de dinero tal que podría comprarle pañales de Christian Dior a un chihuahua al que llamaría Tinkerbell.
Por tanto, el trauma que ahora invade a La pobre de mí que he heredado es que tiene que pagar a hacienda una bonita suma, que por supuesto dejaría en su cuenta corriente billetitos de Bin Laden como para jubilar a las 20 generaciones que le siguieran, si tuviera descendencia (aunque para ésta ya es algo tarde). Y te lo dice con cara de pena. Y añade 'Fíjate, también tengo que pagar por los 3 dúplex -200 metros cada uno, por lo menos-que me ha dejado en República Argentina, La Buhaira y Luis Montoto'. No son calles precisamente baratas, no. Y te acuerdas de que cuando curres a lo máximo que podrás aspirar sin prostituirte es a un minipiso de 20 metritos, que te costará 150 mil euros como poco.
En fin, que una arde en deseos de propinarle un katanazo a esta individua, pero se aguanta y soporta el monólogo estoicamente. Mi paciencia es mayor de lo que pensaba.
La hierbaholic
martes, 18 de noviembre de 2008
El tío hecho por su traje
Hace tanto tiempo que no paraba demasiado por Los Remedios que no me había percatado de lo que el hábito puede hacer al monje. Y por tanto, no me acordaba de esta especie, de la que conozco varios nombres propios, y algunos individuos que se unirán al clan en el futuro.
El tío hecho por su traje es la versión actual del yuppie ochentero, pero con menos hombreras, claro. Su hábitat principal es su despacho, que cuenta con un ordenador de última tecnología, un perchero de diseño del que cuelga un abrigo carísimo, en cuyo bolsillo hay una PDA con más tonterías en cuanto a software y prestaciones que el cuarto de baño de Sara Montiel. La mesa de dicho despacho será de madera noble, y el sillón posiblemente de ésos de cuero, con masaje incorporado.
Cuenta El tío hecho por su traje además con un coche tipo Mercedes SLK, de los que al adelantarte te peinan, y que tienden a producir el llamado 'Síndrome Golf'. Pues El tío hecho por su traje parece sufrir adicionalmente un extraño síndrome de posesión demoníaca dado por tener que vestir un traje, generalmente negro, azul oscuro o gris, pelo engominado y portafolios. Para empezar no camina como los seres humanos normales, sino con un aire de 'tengo tanta prisa que el simple hecho de perder medio segundo saludándote cuesta 2000€'. No tengo ni idea de cómo mea, pero será la versión evacuatoria de lo mismo.
Una mañana tuve que ir al Colegio de Médicos, donde había como una veintena de individuos de El tío hecho por su traje. Iba yo en mi versión hippilonga, con un forro polar 5 tallas mayor que yo, y un pantalón tipo cargo, pero sin fruncir, que lo de llevar pololos no me va. Así que el contraste era más que evidente. Pues en 0'2 sentí como la ruborización se apoderaba de mi persona, al sentirme observada al unísono por esta piara, con sonrisa ladeada como pensando 'ésta no pega aquí ni con superglue'. Nunca he visto la misma cara repetida en tanta gente junta (¿viene de serie con el traje?) O quizá con cierta nostalgia ante mi libertad de vestimenta. Es igual, me puse roja como un tomate y les dirigí la mirada analizadora para poder agregar esta especie a mi recuento.
Mediometro (que creo que se unirá a esta especie en cuanto se licencie, pobrecillo) me dijo una frase que va al pelo: 'Eres tan pobre que sólo tienes dinero'
El butanero caradura
lunes, 17 de noviembre de 2008
El kinki
El impuntual
Acabo de percatarme de que aún no he hecho la descripción de una especie ampliamente distribuida en esta nación, que incluye a Cataluña (yo no soy excluyente, lo son algunos de los catalinos), el País Vasco, y bueno, qué coño, de España y punto.
El impuntual tiene su hábitat principal en su casa, o aliendo de ésta, en el preciso momento en que había quedado en estar en otro lugar. Incluso se han dado casos de individuos de El impuntual que se han detenido a dicha hora a hacer cualquier gilisandez (llámese buscar un cinturón de perlitas en El Corte Inglés), tardando más de media hora, antes de encaminarse al lugar de la cita, distante a más de media hora de camino. Y es que para El impuntual el tiempo es elástico cual queso de pizza del Sloppy Joe's.
El problema de El impuntual con su percepción temporal, es que no realiza acciones lineales, como haría una persona lógica. Me explico. Acción lineal: ducharse. Te duchas y te secas. El impuntual no, su secuencia se amplía enormemente: entra en el baño, se explota 15 espinillas, se echa crema para aliviar las rojeces de la carnicería autoinfligida, se tira un sonoro peo (sí, es pedo, pero es cursi) que hace rebotar la estructura del edificio, sale del baño hasta que se airee su obra, se da cuenta tras el aireamiento (nunca antes) de que olvidó la toalla y va a buscarla, tarda 15 minutos en regular la temperatura del agua y se ducha.
Y aún se extraña de que cuando dijo 'tardo 10 minutos' pase una hora.
Por otro lado, no conozco a ningún individuo de El impuntual que no posea una característica: son impacientes. Lo que quieren lo quieren ya, aunque eso mismo les lleve a ellos el triple de tiempo realizarlo de lo que exigen a los demás. Me remito a un ejemplo: me mandan a fregar los platos, y si tardo poco, por un lado me dicen que qué poco he tardado, pero por otro me dicen que tenía que haber tardado menos (y me lo dice quien tarda media hora en fregar 3 platos con cubiertos y una ensaladera).
Ai me explicó a qué se debe la relación causa-efecto del binomio impuntualidad-impaciencia. Llegan tarde para no tener que ser ellos quienes esperan. ¡Pues nos ha jodío!
domingo, 16 de noviembre de 2008
La niña osea
Generalmente una encuentra especímenes de La niña osea de una edad no superior a 18 años, 20 como mucho. Pero hoy, en la puerta de la sala de Pilates...nos hemos encontrado a una que rondaba la treintena, y del trauma he decidido describirla.
La mayoría de individuas de La niña osea suelen además ser de la especie La pija fashion victim, aunque supongo que hay excepciones, pero aún no las he encontrado. La característica más notable de La niña osea es su capacidad de emitir sonidos agudos de unos 120 decibelios (similares a los del despegue de un avión, dicen), es decir, de emitir grititos con cosas como '¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy!', pegando saltitos cuando se encuentran con amigas también pertenecientes a La niña osea. O para anunciar algo empiezan a gritar con la voz más aguda posible (los delfines no son nadie comaprados con su tono) diciendo '¡Tía, tía tía!'. Es decir, todas son tías de todas, y con tanto parentesco...yo me he hecho un lío. ¿Quién es hermana de quién si las dos son tías de las dos? Es un misterio sin resolver. Curiosamente no se llaman 'sobrina' entre ellas.
Además suele gustarles el color rosa. Pero no rosa y ya está, vamos no una camiseta rosa, algo simple, que puede ser incluso favorecedor. No. Debe ser algo rosa con pompones, lacitos, corazoncitos o cualquier otro atributo que convierta el objeto en algo cursi. Muy cursi. Objetivamente cursi. Y si pone cosas como 'I love you, cari', mejor.
En fin, me extendería mucho más, pero recordar a La niña osea treintañera me produce dolor de cabeza. ¡Esa contaminación acústica, por Dios!