lunes, 18 de abril de 2011

El peluche filósofo

Dije que iba a escribir sobre esta especie y aquí estoy...tratando de describirla en un post no excesivamente largo. Porque la especie tiene miga. De pan y de cuña, o de cualquier otro alimento que conlleve muuuuuucha harina.
El área de distribución de El peluche filósofo es básicamente su casa, hogar o república independiente de Ikea; y el denominado tranqui-bar. El tranqui-bar es ese sitio donde vas con los colegas a tomarte un nestea (sin hielo, que se agua) mientras charlas sobre lo que sea, porque la música está a un nivel que lo permite, no como en la discoteca, y es aquí donde El peluche filósofo se crece.
El peluche filósofo se caracteriza físicamente en que es como un peluche. Tiene ricitos. Ojitos simpáticos. Siempre sonríe. Dan ganas de abrazarlo. Parece tierno. Pero como dijo M...'Es como Franco, por fuera da penita pero por dentro es un cabrón'. Y eso se debe a la filosofía. La filosofía le transformó y le convirtió en un ser tremendamente preguntón. Y no son preguntas tipo ¿qué número de calzado usas? No. Eso es fácil. Respondes 'El 41'. Te responde 'Podrías dormir de pie'. Y punto pelota.
No, El peluche filósofo no se conforma con eso. Te hace preguntas y preguntas, hasta del tipo a qué huelen las nubes, mientras sonríe. Con esa carita no puedes cabrearte, sólo ponerte roja como un tomate, porque encima hace observaciones de las que se ha dado cuenta pero que tú no quieres que nadie haga en voz alta, porque básicamente te mueres de vergüenza. Consigue que pases del blanco pared al rojo cangrejito en cuestión de milisegundos. Eso hace que resaltes y te mueras aún más de vergüenza. Y lo que podría pasar por una observación sin importancia para los demás llama la atención porque El peluche filósofo ha hecho que parezcas una bombilla del barrio rojo de Ámsterdam.
Y se queda tan ancho, sonríe. Expande su caja torácica. Lo ha conseguido. Ha hecho que la chica tímida que tienes escondida salga a flote. Con lo que te cuesta esconderla y él tiene una tremenda facilidad para llamarla a filas. Ahí estás tú y tu versión tímida, peleando internamente a ver quién consigue salir. Gana ella, por supuesto. Gana El peluche filósofo.
Y el muy....Franco....se despide con un abrazo y no puedes negárselo. Con esos ricitos es imposible.
Ays


1 comentario:

Manuel MS dijo...

Que bueno tu retorno a la escritura :) Espero que el próximo no se demore tanto jejeje